viernes, 5 de noviembre de 2010

Toda buena historia tiene un buen comienzo

Todo empezó un caluroso día de verano.

Todos estaban reunidos. Charlaban animadamente, se contaban la vida, disfrutaban de la compañía y bebían buen vino. Nadie me esperaba llegar. Suele pasar, soy una persona especial y, aunque animo mucho el cotarro en general no se me echa de menos. Además tengo la extraña cualidad de aparecer siempre cuando menos se me espera, ya sea para bien o para mal.

Y así fue.

Yo no tenía muchas ganas de salir aquel día. Estaba muy cómoda donde estaba y preferiría haberme quedado allí. Pero les escuchaba reir, pasarlo bien. Podía oler el sabor de las tapas, el humo de los cigarrillos e incluso el aroma del vino.
Estaba muy a gusto y nadie me esperaba. No era necesario que llegase en ese momento y le estropease el día a todos.
Pero lo estaban pasando tan bien...

Así que me decidí, me armé de valor y me dispuse a salir.

Como siempre, la cosa no acabó bien. La fiesta se terminó y alguna persona acabó en el hospital.

No os preocupeis. No suelo ser tan molesta, pero aquel día era necesario.
Aquel fue el día en el que nací, hace hoy 8470 días.

Sí, 8470 días tienen la culpa.

3 comentarios:

pseudosocióloga dijo...

Hola, aquí estoy porque me ha mandado la rubia, eso sí, muy sutilmente.
Mola lo de haber contado los días.

pseudosocióloga dijo...

Hola, aquí estoy porque me ha mandado la rubia, eso sí, muy sutilmente.
Mola lo de haber contado los días.

La loca de las piruletas dijo...

Jajajajajajaja. Te lo agradezco, podrías no haber venido y aquí estás.
Tengo un secreto...no los he contado yo, pero...shhhhh.
Gracias por la visita!