lunes, 28 de febrero de 2011

La primera oportunidad frustrada

Pedazo de marrón que nos acababa de caer.
Ahora, claro, tocaba recoger todas las cosas, hacer maletas, elegir lo que vas a querer aquí, lo que vas a querer allí, pues esto igual me vendría mejor en el otro sitio, ¿y con quién viviremos?, ¿y dónde viviremos?, ¿y cómo viviremos?

¡Ah no! ¡Esperad! Que todas esas preguntas no me las tenía que hacer yo, más que nada por el simple hecho de que una petarda de 3 años, por muy preparada que esté para conquistar el mundo, no tiene ni idea de cómo hacer una maleta.

Así que me limité a observar, anotar mentalmente y aprender a utilizar mis conocimientos. ¿Que qué significa todo esto? Muy fácil.

Empezamos la historia diciendo que quería conquistar el mundo pero el alto y la rubia, que eran un poco tocabowlings, no me dejaban mucho margen. Pero ahora, el alto y la rubia vivían por separado. Tanto él como ella tenían que buscarse la vida para ganar el dinero que invertirían en mi formación (aunque yo quería aprender a pilotar bombarderos y sólo me enseñaban a pintarrajear en un papel lo cual ,por cierto, se me daba muy bien). Eso me dejaba en una posición privilegida. Ya no tendría el control constante por parte de estos dos, además el trayecto hacia EL ASILO era mucho más largo que antes, lo cual me permitía aprender mucho más de mi entorno y detectar las posibles vías de escape. Eran los pequeñajos los que se encargaban de dejarme y recogerme y pobres angelitos, preciosos e inocentes angelitos, no sabían a qué clase de estratega se enfrentaban.

Así que ahí estaba mi oportunidad de conseguirlo. Sólo tenía que encontrar la manera de juntar un arsenal, escapar de mi familia y llegar hasta los que mandaban y deshacerme de ellos. El plan era fácil. ¿Lo lograría?

Pues no, como siempre me quedé con las ganas, porque resulta que empezaba a hacer frío y se hacía de noche cada vez más pronto, las calles eran muy anchas y poco iluminadas y los coches iban muy rápido. ¡Podría haber muerto con sólo dar un paso! Además el trayecto era demasiado complicado y... una vez se olvidaron de venir a recogerme y me tuvieron que acompañar a casa porque no sabía llegar sola. ¡Pero tendríais que haber visto cómo era el camino! Había que cruzar un bosque lleno de animales salvajes y feroces, con un laberinto tipo rizoma que sólo podías atravesar si conocías el camino que te llevaba a la salida y se contaba que en él habitaba una bruja que se comía a los niños que querían conquistar el mundo. ¡No podía arriesgarme a morir de esa manera! Así que una vez más lo tuve que posponer para más adelante... ¡Malditos bosques encantados!


Nota: Había como mucho 200m desde la puerta de casa hasta la puerta del asilo y lo único que había que atravesar era una calle que tenía un paso de cebra regulado por un semáforo. Si, es imposible para alguien de naturaleza bondadosa como yo conquistar el mundo, pero el resto no tenían por qué saber eso. Y ahora que vosotros lo sabeis....tendré que deshacerme de vosotros...... en cuanto llegue al poder...

sábado, 19 de febrero de 2011

El sobresalto

Los días pasaban con calma y tranquilidad (la calma y la tranquilidad que se tiene cuando se vive con una familia que te impide conquistar el mundo) y la verdad es que me estaba acostumbrando a eso de no dominar nada. Tenia un montón de gente siempre en casa dispuestos para mi, a punto para satisfacer mis necesidades y correr como locos siempre que yo necesitaba algo. Recuerdo una vez que me dio por darles un pequeño susto al alto y la rubia: me hice la enferma y les convencí de que no podía respirar (pensando que me dejarían tirada aprovechando la coyuntura para que no diera más la lata). Cuando me di cuenta estábamos los tres en urgencias en el hospital y les había contagiado a los dos eso de la falta de respiración (lo que yo no sabía en aquel entonces es que tendría problemas respiratorios para los restos, creo que fue un castigo divino...).

Ahí fue cuando me di cuenta de que en realidad ya les tenía dominados a todos. Y viví convencida de que harían siempre mi voluntad.

Si, ¡JA!

Cuando ya me había acostumbrado a la buena vida volvieron a liarla parda. Y un buen día, así como quien no quiere la cosa, uno de los dos dijo que se iba a comprar tabaco y fue lo último que dijo en esa casa (en realidad todo esto fue mucho más complicado, pero como no lo recuerdo y soy el ama me invento lo que quiero).

Y nos quedamos todos con cara de pánfilos. La otra parte lloraba porque se iba a quedar solo (o sola), los peques lloraban porque, aunque no entendían las consecuencias, sabían perfectamente lo que suponía que el PROGENITOR A saliera a comprar tabaco. Y yo lloraba aún más porque tendría que volver a poner en marcha mis planes de conquista mundial que había abandonado al tirarme a la buena vida (si les escuchais contar esa historia todos dicen que, desde la distancia, yo estaba súper graciosa porque sin saber de qué ahí estaba llorando por acompañarles en su pena....... ignorantes.....)

Y en ese momento empezó una nueva etapa. Difícil pero óptima para mi aprendizaje y desarrollo y posterior enfrentamiento a la élite gubernamental del planeta.